A través de sus estudios, E.M.Koppitz estableció un sistema para evaluar el nivel de maduración infantil expresado en años. La prueba es de aplicación de 5 a 11 años y se basa en criterios objetivos de puntaje. En total son 25 items los que deberemos avaluar tras la ejecución de la prueba, asignando la puntuación de 0 o 1, dependiendo si está presente o no la característica especificada.
La forma de aplicación es simple, basta decirle al niño que tenemos nueve tarjetas con dibujos para que las copie. Se le debe entregar un folio en blanco y un lápiz. Si solicita otro folio se le entregará. No hacer comentarios durante la prueba.
Se empieza por la tarjeta marcada como A y se le van enseñando uno a uno los restantes (siguiendo el orden del 1 al 8).
“Aquí tengo el primer dibujo para que lo copies. Haz uno igual a éste”. Si el niño cuenta los puntos o se preocupa por algún aspecto concreto de la forma antes o durante la prueba, hay que darle una respuesta neutra del tipo: “Hazlo lo más parecido al de la tarjeta”. Si persistiera en su interés por contarlos podemos hipotetizar acerca de un perfil perfeccionista o compulsivo.
Se debe evitar que el niño rote la targeta en cualquier dirección, inicándole que debe dibujarlo desde la posición en que se lo colocamos (por encima del folio dejando un pequeño espacio y en paralelo).
El test no tiene tiempo límite pero sí resulta conveniente anotar el tiempo total empleado. Algunos autores señalan el tiempo límite para cada dibujo en 5 minutos. Si se sobrepasa este tiempo debe anotarse y corresponderia a un niño con un perfil lento, y metódico para el acercamiento a situaciones novedosas. Por contra, si su tiempo es inferior a 3 minutos estaríamos, probablemente, delante de un niño con un patrón impulsivo (poco reflexivo).
De todas formas, si creemos que algún ítem se ha realizado de forma muy rápida y no refleja la destreza real del niño podemos pedirle que lo efectúe de nuevo. En este caso, deberá anotarse en el protocolo, así como aspectos de su conducta durante la ejecución que consideremos relevantes.
Todos los ítems del test puntuan 0 o 1 (sin error o con error). Se contabilizan sólo las desviaciones del patrón que son obvias. En caso de duda no se contabiliza. Dado que el sistema de puntaje está diseñado para niños pequeños con un control motor fino todavía inmaduro, se ignoran las desviaciones menores. Todos los puntos se suman formando un puntaje compuesto con el que podremos acudir a las correspondientes tablas con datos normativos y establecer así en años la correspondiente edad de maduración viso-motora.
La autora utiliza cuatro categorías para clasificar los errores:
a) Distorsión de la forma
b) Rotación
c) Dificultades de integración
d) Perseveración
La forma de aplicación es simple, basta decirle al niño que tenemos nueve tarjetas con dibujos para que las copie. Se le debe entregar un folio en blanco y un lápiz. Si solicita otro folio se le entregará. No hacer comentarios durante la prueba.
Se empieza por la tarjeta marcada como A y se le van enseñando uno a uno los restantes (siguiendo el orden del 1 al 8).
“Aquí tengo el primer dibujo para que lo copies. Haz uno igual a éste”. Si el niño cuenta los puntos o se preocupa por algún aspecto concreto de la forma antes o durante la prueba, hay que darle una respuesta neutra del tipo: “Hazlo lo más parecido al de la tarjeta”. Si persistiera en su interés por contarlos podemos hipotetizar acerca de un perfil perfeccionista o compulsivo.
Se debe evitar que el niño rote la targeta en cualquier dirección, inicándole que debe dibujarlo desde la posición en que se lo colocamos (por encima del folio dejando un pequeño espacio y en paralelo).
El test no tiene tiempo límite pero sí resulta conveniente anotar el tiempo total empleado. Algunos autores señalan el tiempo límite para cada dibujo en 5 minutos. Si se sobrepasa este tiempo debe anotarse y corresponderia a un niño con un perfil lento, y metódico para el acercamiento a situaciones novedosas. Por contra, si su tiempo es inferior a 3 minutos estaríamos, probablemente, delante de un niño con un patrón impulsivo (poco reflexivo).
De todas formas, si creemos que algún ítem se ha realizado de forma muy rápida y no refleja la destreza real del niño podemos pedirle que lo efectúe de nuevo. En este caso, deberá anotarse en el protocolo, así como aspectos de su conducta durante la ejecución que consideremos relevantes.
Todos los ítems del test puntuan 0 o 1 (sin error o con error). Se contabilizan sólo las desviaciones del patrón que son obvias. En caso de duda no se contabiliza. Dado que el sistema de puntaje está diseñado para niños pequeños con un control motor fino todavía inmaduro, se ignoran las desviaciones menores. Todos los puntos se suman formando un puntaje compuesto con el que podremos acudir a las correspondientes tablas con datos normativos y establecer así en años la correspondiente edad de maduración viso-motora.
La autora utiliza cuatro categorías para clasificar los errores:
a) Distorsión de la forma
b) Rotación
c) Dificultades de integración
d) Perseveración